18 may 2010

El puto rayo que no cesa

¿Qué tiene de malo dejar que los instintos se oculten a flor de piel?
¿Es perjudicial sentir, pensar, hablar, vivir con vehemencia?
¿Dónde se encuentra el error de someterse a la irreverencia pasional?
¿Por qué no puede gobernar mi vida la locura de reventar las cadenas del tiempo?
Tal vez haya más cordura en los trastornos de una mente desorientada que en cualquier convencionalismo sustentado por la seguridad mediocre del que no quiere arriesgar. ¿Algún obtuso más quiere jugar a teorizar sobre la coherencia?
Ni velocidad, ni prisa, ni armonía, ni calma, ni mesura, ni control. Los tumbos del esquizoide no necesitan ninguna certeza cronológica.
Se respira miedo, miedo a volar.


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