17 ago 2010

Modas pasajeras

No llegamos a 40 días desde que España ganó el Mundial, falta menos de un mes para el otro, el de basket, pero las terrazas y ventanas vuelven a su raquitismo habitual. ¿Y las banderas? A duras penas se deja ver alguna además de las que se empotran en edificios oficiales o en caserones con resaca "preconstitucional". ¿Y el febril espíritu rojigualdo? Por lo visto el recuerdo de la proeza deportiva sólo sobrevive en informativos con carencia de noticias e inquietud profesional a partes iguales. Patriotismo oportunista, patriotismo barato y vacío, como si se hubiera comprado en latas unitarias en Ikea. Un sentimiento nacional roñoso que depende de los devenires de un balón. Luego se nos llena la boca llamando a unos fachas, a otros guarros... Y en Telecirco hacen un debate sobre si es mejor la extrema derecha o la izquierda. Toma educación cívico-histórica. Este fanatismo lelo, terco y efímero se arrastra de generación en generación, desde las mentes de hace siglos temerosas de la furia divina hasta las de hoy vacías de una alma verdadera o llenas de polvitos blancos y tetas sintéticas. Será todo culpa de Zapatero.
(Desconoce el pasado, y no te esfuerces en el futuro, con que te enteres de algo del presente...)

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