12 nov 2010

Pedrá

"Pasa la vida, no sabemos donde vamos pero estamos".
Pasa la muerte, me reconoce y me saluda; se despide hasta la próxima cita.
Suficientes asideros para susurrar que el cielo puede esperar.
21 muertes. Y a estas alturas no vamos a comentar el miedo al futuro.
No quedan sueños (ni esperanzas) cuando todos creen estar despiertos.
Si no quieres ver lo que no asimilas recoge las alas. Demasiado tarde para empezar a derribar muros.
Mejor marcar cada ruta por el camino más pisoteado.
Del fuego, las cenizas. De la muerte la catarsis. Del aprendizaje, el espíritu. Del viento, el orgullo. De la vida, el fuego.
Mundo Enfermo se muestra tan podrido como acostumbra, sigue envenenándolo.
Reventar cadenas de presos y velos de ciegos, no quedaba otra religión.
¿Causas perdidas?
Que sigan lloviendo prejuicios y se cautive a los singulares.
Sueños iracundos que la nebulosa del tiempo trata de disimular y entorpecer.
Ese refrán de que la soledad puede ser un paraíso o un infierno... todo mentira. Ni bohemios ni empiristas. La mejor disidencia es la no-comprehendida.
Talad, talad.


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